Todos los docentes destacan la la conveniencia de un modelo inclusivo para afrontar los nuevos retos de la escuela, pero actualmente, con las ratios por las nuves, los presupuestos a educación menguando, el informe PISA que da un varapalo tras otro al nivel educativo español, las grescas políticas mas preocupadas por la foto que por el futuro de la educación... ¿están nuestros profesores y en general nuestro sistema formados para trabajar en una escuela inclusiva? ¿Estamos preparados para atajar los cambios culturales, políticos y prácticos que requiere un modelo inclusivo?
Desde un modelo inclusivo, hemos de preguntarnos cómo atender a todo el alumnado, no cómo atender a unos u otros y que no solo estén sino que participen de la formación y enriquezcan el aprendizaje con nuevos puntos de vista. ¡Esto es inclusión! Y no llenar las clases con niños de todos los niveles y darle al profesor un portátil por mesa y una pizarra electrónica para que "se las apañe".
Hace falta mucho más. Hacen falta mas profesores, mas colegios, educar a la sociedad y ,de nuestra parte, que se cumpla una de las premisas que se nos pide a los estudiantes de hoy que queremos ser los profesores del mañana y es que nos convirtamos en investigadores constantes, en innovadores... y en definitiva en perfectos adaptativos sin miedo al cambio o mejor dicho entusiastas hacia lo nuevo. Y esto también hay que inoculárselo a los profesores en activo, ya en algunos casos cansados o mejor dicho quemados por el paso del tiempo y el menosprecio de la sociedad.
Es desde esta adaptación desde donde el profesor puede afrontar este cambio de perspectiva que exige el mundo actual. O al menos así lo pienso.
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